viernes, 2 de agosto de 2013

INSPIRACIÓN

Dedicado a Willenny Antoine*


Voy de un lado a otro arrastrado a merced del viento, sólo por pequeños momentos me permite posarme en el pavimento, donde logro ver a cientos de rostros ajenos que pasan por encima de mí sin que puedan verme; sin que puedan evitar pisarme, pero qué pueden hacer si soy tan pequeño, si parezco uno más del montón cuyo destino es morir rasgado en las manos de alguien, de cualquier cosa o por la degradación natural. Sólo me queda entre las desgracias que me aguardan, que en las manos de alguien tendría la esperanza de que antes de ser rasgado o corrugado, se me desdoble y aprecien lo que se ha impregnado sobre mi piel: un río de apasionadas palabras que se acompañaron desde la inspiración de aquella mujer que quiso robarle al tiempo un espacio infinito para el amor.

Aun puedo sentirla, cuando el viento no me arrastra y nadie más camina por encima de mí, siento su pequeña mano con la punta del grafito que se desliza y delinea cada letra de cada palabra que sale de sus labios sobre mi piel, mientras estoy anonadado por sus ojos que brillan de manera constante a releerse a sí misma, a releer sus oraciones que se entrelazan en melodías mágicas nacidas de su corazón. Pero de pronto, sin entenderle el por qué después de plasmar sobre mí su forma de amar, me haya doblado, dejándome caer al suelo.


Desde entonces, me he movido de un lado a otro, no por mi voluntad, sino por mi debilidad ante la inmensidad del mundo, reguardando su mensaje que debe ser extendido entre otras pieles para que inspire al amor por la eternidad, logrando así llegar a su destinatario, que tal vez siempre fue anónimo.

*Mujer  que deja caer al suelo las hojas de papel donde escribe sus poemas.

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