lunes, 29 de julio de 2013

Vale la Pena Esperar


Los minutos transcurren, mientras que la mirada se pierde entre las manecillas del reloj y el corazón palpita con intensidad, deseándose que ya sea la hora esperada, sólo para vivir, sentir, lograr lo que se ha esperado tanto tiempo: aquello que nos mueve y le da dirección a nuestra vida; aquello que tiene un valor significativo para nosotros porque nos ayudará a crecer y ser mejores personas.

Por lo que vale la pena esperar, por ese sueño que se desea conquistar; por ese sueño que da sentido a lo que somos y hacemos, donde día a día construimos el camino que va acortando su espera. Porque la experiencia propia o compartida, nos muestra que una vez que llega y se está viviendo, es como estar montado en una nube de felicidad.

Vale la pena esperar por esos familiares o amigos que saben valorar lo que somos y nos ayudan a seguir creciendo en calidad de persona, porque sin él, ella o ellos, la vida sería un triste espacio vacío. Por lo que necesitamos de todos ellos su amistad, para compartir nuestras alegrías, triunfos y glorias, como su comprensión cuando nos equivocamos y caemos: porque sólo junto a ellos la vida es más bella.

Vale la pena esperar por ese amor que nos mueve y nos llena de sonrisas, que hace del mundo algo nuevo cada mañana, siendo ese combustible que alimenta nuestro corazón, dando color a nuestra vida; por ese amor que nos hace superar cualquier dificultad, y hacer esas cosas extraordinarias y hermosas que no haríamos de no sentirnos que tocamos el cielo.

Vale la pena esperar a su vez por aquello que no sabe que lo esperamos, sólo para mantener la esperanza viva, de que algún día llegará como ese algo mejor, que estaba a la vuelta de la esquina. Sobre todo vale la pena esperar por nosotros mismos, por ese hombre o mujer en que nos convertiremos, porque soy yo y más nadie que yo, quien escribe su propia historia, que pisa firme dejando en esta vida su huella.

Pero para esperar a lo esperado, se debe saber esperar, es decir, saber vivir el presente, el día a día, generando las acciones necesarias para que llegue si lo que se espera depende de nosotros o de manera pasiva si es todo lo contrario, teniendo paciencia para no precipitarse e incluso teniendo fe que lo esperado llegará a nosotros, aún más si es la voluntad de Dios que así sea.


31 de agosto de 2012

1 comentario:

  1. Los minutos transcurren, mientras que la mirada se pierde entre las manecillas del reloj y el corazón palpita con intensidad, deseándose que ya sea la hora esperada, sólo para vivir, sentir, lograr lo que se ha esperado tanto tiempo

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