lunes, 5 de septiembre de 2016

Estoy feliz, porque detrás de mí, tú.


A Luisana Faria*

Preguntas si estoy feliz. Si, si lo estoy. Estoy feliz porque frente a mis ojos se posa un horizonte prometedor, un horizonte que me invita a descubrir en su trayecto, las grandes oportunidades que están a mi disposición: como puertas entreabiertas me permiten entrar sin restricciones para explorar su mundo de posibilidades posibles, donde sólo basta tener la convicción necesaria para creer que puedo llegar a lo más alto del recorrido, con la convicción que un paso me lleva al otro, y así, hasta que al mirar atrás pueda ver mis propias huellas que se convierten en el impulso de seguir de paso en paso hacia la cima, porque esas mismas huellas son el recordatorio fiel, del esfuerzo que he realizado para llegar adonde estoy, un esfuerzo compartido por quienes han creído y me acompañan en la construcción de un sueño, un sueño que hace rato dejó de ser una ilusión para tantearse en la realidad.

Aunque falta tanto por recorrer, que no me preocupa el tramo final, sino que ahora deseo más que nunca, vivir intensamente las particularidades que me trae cada experiencia que estoy viviendo de un paso al otro, tratando de retenerlas lo más posible, para captar en mi memoria sus detalles, que luego me sirven de fotografías con las que narro mi pequeña historia, una que quiero que tú estés siempre como uno de los motivos que me mantiene soñando en el aire, también por si me da por caerme. 

Y es que mi pequeña historia, esa que a ambos nos causa gracia, es el compuesto de otras muchas más en la que se ha dejado rodar mi imaginación ingenua, que sin importar las diferencias, el tiempo y la distancia, convive en una gran historia en la que nos encontramos tú y yo, y los demás, compartiendo un mismo escenario cuyo hilo conductor transporta hacia la búsqueda de nuestros sueños.

Me preguntas que estoy feliz. Claro que estoy feliz, porque respiro con entusiasmo, sabiendo que en el lugar en el que estoy, es el lugar donde debo y merezco estar, porque lo decidí así, sin importar los impedimentos que brotan con facilidad de todos lados, basta con mirar hacia ellos y allí están tratando de obstruirme el paso. Pero me niego a mirar hacia ellos, porque si delante de mi estas tú y todos los que me quieren, para que mirar hacia otro lado, si al frente están la inspiración, el motivo, la razón y la causa que refuerza mi espíritu a aventurarse abiertamente hacia la felicidad.  


Sabes, estoy feliz montado en mi nube que me ha regalado la vida, porque me he dado cuenta mientras te escribo, que la misma viene equipada de sonrisas, abrazos y palabras que me hacen saber en cada momento, que no estoy sólo, que puedo continuar de vuelo en vuelo y de paso en paso, sin importar alguna caída, porque allí estarán quienes Diosito dispuso a que formen parte de mi vida, para que me levanten ante cualquier caída.

Principalmente tú, si tú; tú que has producidos estas palabras; tú que en la distancia has sabido inspirarme con tus propias acciones; tú que del otro lado me mueve hacia mis sueños; tú que desde allá no crees decir nada, pero dices mucho, dejando palabras en mí, que alientan a mi corazón a no rendirse; tú que a miles de kilómetros sueles preguntar demasiado, pero cada respuesta que obtienes de mí, está la clave con la que logro descifrar mis dudas; tú que desde otros horizontes incentivas mi curiosidad por saber algún día sobre aquellas imágenes con la que despiertas; tú en tus diversas lenguas me das a entender que el mundo es más grande de lo que pienso, y que está allí para que me atreva a conocerlo; tú que me preguntas si estoy feliz, pues lo estoy, porque al cruce del atlántico se encuentra quien patrocina mis locuras idealizadas, porque detrás de mí, tú.

*Gracias por tu Amistad Incondicional 

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