Hay personas que necesitan hacer mucho
para poder liderar, en cambio tú, con muy poco logras influir tu liderazgo en
los demás, quienes ven en ti, toda la palabra de autenticidad, que te acredita
como una líder natural, aunque a veces, tú misma no lo percibas así, sólo basta
cruzarse con tu mirada para notar que emanas plena espontaneidad para el
liderazgo.
Sueles ser de cortas palabras, pero
cuando das libertad a tus palabras, estas se expresan desde una lógica
entendible, que orienta, anima y empuja avivarse por alcanzar los objetivos
planteados; y es que tus palabras vienen cargadas de esa madurez que desde niña
te hacia sobresalir, por ello, en más de una ocasión eras la elegida para
ostentar en tu antebrazo la banda de capitana.
No cabe duda que verte desde las
gradas defender tu posición, a tu grupo y los colores que abrazabas, encarando
sin miedo a herirte a ti misma ante las disputas, para evitar que la esférica
se te escapará, era ver tu corazón de guerrera expuesto a todo, ver el como te
posesionabas de la esférica, adueñándote de ella, era ver algo mágico entre tus
pies, que me hizo levantarme en varias ocasiones para ver algo hermoso, que culminaba en las redes del rival.
Ahora recordando, no creo que te lo
haya dicho, en tal caso, no recuerdo decírtelo con la debida seriedad, aunque
si es cierto que todos los que me han acompañado, le he dicho que eres mi
favorita, la número uno, la que siempre coloco como referente.
Pero me agrada ahora mucho más, el
hecho que cruzaste hacia mi línea, ahora estás en una faceta que de seguro
estaba esperando para ti, donde has comenzado a escribir tu nueva historia, una
que ya ha resaltado con placer en mis oídos, donde los comentarios afloran
reconocimientos por la excelente conducción que estás realizando con tus
pupilas, y es que aprendiste del mejor, que más podría venir de ti, sino pura
calidad inca.
Sabes, sólo quienes te hemos
acompañado de la mano, conocemos la grandeza de tu humildad, no he conocido a
nadie que fuera bueno haciendo algo y no exaltará su talento, aunque sea un
poco. Tú siempre cediste de todo alago, siendo enemiga de la vanidad.
Por ello admiro indiscutiblemente, tu
humildad, como también admiro tu sencillez, esa sencillez que te define en cada
palabra, en cada gesto, en cada movimiento, en cada cosa que haces.
Admiro el hecho de haberte conocido.
Admiro que tengamos el mismo padre de la misma escuela, por lo que admiro que
ambos en sus propios caminos, compartamos los mismos ideales.
Hace días recibiste tu titulación,
logro que me llena de alegría, me costa toda la dedicación que has puesto por
lograr tu meta académica, la cual te encamina hacia una nueva etapa en tu vida,
en la que te deseo los mayores éxitos.
Ahora eres mi ingeniera favorita.
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