jueves, 25 de mayo de 2017

Helbert Delgado: Agradecimiento




El conocimiento es la llave que es capaz de abrir la puerta de lo impensado, es lo que nos brinda la oportunidad de acercarnos a la luz y alejarnos de la oscuridad, siempre que dicho conocimiento se deje acompañar de principios y valores que resalten la calidad humana. Argumento que predicas no sólo en palabras que describen tu cosmovisión del mundo, sino en cada uno de tus actos que evidencian tu honestidad, aquella que te ha apartado de toda riqueza material y te ha vestido de una gloria espiritual interna que sólo pueden percibir, quienes son distintos a lo común, quienes realmente pueden ver en ti, un hombre que abunda en riquezas infinitas, porque tu nombre esta presente no en una vida, sino en cientos de vidas que has marcado para lo grande.

Para ti, la conducción de un grupo, es la construcción de hermandad, cuantas familias has integrado en tu camino: el que tenía un hermano, contigo obtuvo nuevos hermanos, y el que nunca tuvo un hermano, aprendió lo que es tener uno, y aun más, el que nunca supo el significado de la palabra Padre, a tu lado conoció su significado.

Hay quienes hablan y pasan desapercibido porque sus palabras son huecas y vacías, todo lo contrario, cuando se esta frente a tus orientaciones, indicaciones y sugerencias, son expresiones que terminan convirtiéndose en experiencias de vida, y es que el contenido de tus palabras rebasan más allá del rectángulo de juego, son como espejos que reflejan un porvenir cuando son puestas en practica, trascendiendo en la vida de quienes te escuchan con suma atención, basta con decir que son muchos los proyectos y metas que hemos logrado alcanzar quienes te hemos copiado por parte o completamente, por lo que te agradecemos hoy y siempre.

Lastima que el mundo de los dirigentes encorbatados se cegaran ante tu honestidad, y no abriera sus ojos para ver por primera vez un hombre de convicciones, y hubieran patrocinado el desarrollo de escuelas de formación dirigidas al alto rendimiento, bajo la fundamentación del toque celestial de los Incas, tal vez hoy, la tierra que adoptaste para quijotesca hazaña, fuera el Brasil del Caribe. Aunque por otra parte, que afortunados somos los que sí nos hemos beneficiado de dichos fundamentos, quienes somos testigos vivenciales, que una exquisita técnica, te permite no sólo dominar la esférica, sino el juego mismo.

De esta manera,  el deporte más hermoso del mundo, para ti, hay que sentirlo como se degusta un buen vino, se tiene que disfrutar con placer cada sorbo que representa esas acciones sublimes del talento individual, de aquellos especialistas que son artistas con la esférica entre sus pies, apremiando la estética del juego por encima de cualquier fuerza bruta. Siendo tu mayor arma, esa genialidad de parar el once de la forma correcta, apartando cada espacio para cada artista según su arte. Nuevamente, que afortunados los que hemos compartido y ahora comparten un vestuario bajo tu dirección: ayer éramos nosotros los chicos que tuvimos la fortuna de tenerte como nuestro conductor, hoy son un grupo amplio de excelentes chicas que han sabido ganarte con sus talentos, virtudes y calidad humana, siendo ellas las más afortunadas, porque están recibiendo de ti, lo mejor que has obtenido con los años, una enorme experiencia que vale oro.

No queda más que agradecerte, por sacrificarte al dejar a un lado riquezas materiales, elogios y estatus de confort, por abrazarte al romanticismo de los desposeídos, quienes no deben morirse sin la posibilidad de soñar, que nadie debe morirse en la penumbra del desconocimiento: sólo el que conoce piensa, y el que piensa se atreve a cruzar las fronteras de la vida, que son como alambres de púas que limitan la expresión del ser autentico.

No queda más que agradecerte, por tu honestidad de liderar bajo el rol de un padre, que ha querido más para sus hijos e hijas que para sí mismo, involucrándote de lleno en sus proyectos de vida.

No queda más que agradecerte, por hacer del juego, un espacio para la enseñanza, para el reencuentro, para el intercambio y unión de vínculos más sólidos que da la propia sangre.

No queda más que agradecerte, por mantenerte hoy, igual que ayer, en una misma linea de conducción que te engrandece como ser humano.

Gracias por dar tanto.

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