sábado, 3 de febrero de 2018

LA SABIDURÍA: Hija de la experiencia



Hoy no tengo duda que la suma de años más experiencias significativas dan como resultado sabiduría. Hasta ayer creía que uno persona sabia era sólo aquella que poseía un alto grado de inteligencia y el manejo de muchos conocimientos, descubriendo hasta hoy que la inteligencia y el conocimiento, a pesar que son muy importantes, por sí solos no son sinónimos de sabiduría.

Entiendo y recuerdo con agrado, cuando mi madre me solía decir "Hijo yo no soy inteligente, pero soy sabia". Ahora puedo comprenderla en todos aquellos momentos que pretendía excusar mis equivocaciones o salirme con la mía apelando a mi inteligencia, siendo vulnerables mis deducciones y razonamientos ante la sabiduría de mi madre, quien supo siempre responder con exactitud el porqué de mis equivocaciones y adelantarse a mis verdaderas intenciones.

Y es que en cuestiones de la vida, la sabiduría fundamentada en la experiencia se aventaja a cualquier razonamiento que desde la lógica quiere abordar situaciones que se expresan ilógicamente, porque estamos adaptados a responder primero a las emociones que ante la razón. De allí que quienes han experimentado mayores vivencias y han aprendido de las mismas, pueden manejar de mejor manera sus emociones, por ende dar mejores respuestas.

En este sentido, la sabiduría en su plenitud, es la que nace de la experiencia. La experiencia nos dota del autocontrol necesario para dominar y conducir nuestros pensamientos y emociones de la mejor manera, ya que el autocontrol se construye de la acumulación de experiencias significativas que dejan como resultado grandes enseñanzas de vida, siendo aquellas experiencias que nos exigen explorar y expresar al máximo nuestras emociones, las que nos llevan a transformar esas emociones en racionamientos, las que nos invitan a vivir en la superación de nuestros miedos y las que nos mueven de un desafío a otro.

A partir de estas experiencias significativas se va construyendo el autocontrol que nos conduce en el tiempo alcanzar una plena sabiduría. A tal antecedente, los adultos mayores se le ha asociado siempre con la sabiduría, debido que sus respuestas responden a las inquietudes de los más jóvenes respecto esas cuestiones de la vida que nos mueven emocionalmente: que es una buena vida y como vivirla, como alcanzar la felicidad ni que decir de como alcanzar el éxito.

En pocas palabras, para poder alcanzar una sabiduría plena, tenemos que vivir experiencias que nos aporten aprendizajes, como también a darnos la oportunidad de compartir más tiempo con personas mayores que nosotros, de la cuales podamos aprender de sus experiencias, debido que han logrado en el tiempo acumular vivencias sobre la que han aprendido grandes lecciones de vida y que estarán prestos a compartirla con nosotros si se la solicitamos con interés de aprender.

La sabiduría no es resultados de cuanto conocimientos dominemos, sino cuanto logramos convertir en experiencias significativas en el tiempo, es increíble como con los años vamos afinando nuestras respuestas, alcanzamos un concepto más amplio que nos permite una serie de opciones y posibilidades sobre una misma situación, por lo que la experiencia nos aventaja frente a los menos experimentados.


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