domingo, 8 de julio de 2018

La Llave Maestra



Nuestro contexto social es una especie de escuela de conducir que todos los días nos va enseñando un sin fin de caminos y rutas que nos delinean un territorio lleno de oportunidades que se encuentran entre puertas que esperan ser abiertas por nosotros.

Dichas oportunidades están a cada momento a nuestra disposición, pero somos nosotros quienes no estamos en la disposición de llegar hacia ellas, de tocar sus puertas porque generalmente estamos en un estado de negación de manera consciente o inconsciente para ver más allá de la totalidad final de las cosas, no nos percatamos que la vida es un proceso de detalles que traen consigo valiosos aprendizajes, convirtiéndonos en ciegos imprudentes  que no identifican las señales y luces que nos marcan el camino para llegar hacia esas oportunidades que nos regala la vida para  un pleno  crecimiento.

De esta manera nos estrellamos contra la totalidad final de las cosas, sin comprender el por qué nos damos golpes con un contexto social cuyo escenario nos expone a una diversidad de contingencias, situaciones y condiciones favorables o desfavorables para crecer en cualquier área de la vida.  Tal escenario social suele escapar en gran medida o por completo a nuestra voluntad y deseo de ajustarse a nuestras propias necesidades e intereses.

A pesar de ser una realidad volátil e incontrolable que nos puede dar las mejores o peores condiciones de crecimiento, no podemos huir de la responsabilidad que tenemos con nuestra propia vida de hacerla la más prospera y felizmente posible, de luchar y alcanzar nuestros sueños, de no dejarnos vencer con facilidad por nuestros miedos. Debemos aceptar que somos nosotros quienes decidimos en la abundancia o en la pobreza si aprovechamos o no las oportunidades que siempre la vida nos coloca en el trayecto, porque aun en los momentos más críticos surgen oportunidades inesperadas.

He partido del principio de que si la puerta que tenemos al frente está entre abierta, no podemos dudar de entrar. Pero si está cerrada no significa que se encuentra necesariamente con el seguro puesto, significa que tenemos que llenarnos de valor y tomar la manecilla y hacerla girar para entrar.  Pero si esta no abre porque tiene el seguro puesto, queda llenarnos de atrevimiento y tocar las veces que sea necesario, porque del otro lado alguien nos puede escuchar y abrirnos.  Pero si no hay nadie que nos escuche, damos entonces libertad a nuestra creatividad y nos inventamos una llave maestra que la haga abrir.

Día tras día nos encontramos con esta situación dentro de nuestro contexto social, donde se colocan frente a nosotros oportunidades que se nos escapan por mirar con lentes empañados por el pesimismo, la negatividad y la falta de fe en nuestras posibilidades de éxito, cediendo por la duda e inseguridad ante el primer obstáculo nuestros más hermosos sueños, porque damos por sentado que fracasáremos.

El peor de los males que nos traba al éxito, es el miedo al fracaso, no nos damos la oportunidad de fracasar, cuando es realmente el fracaso el que nos conduce a los grandes éxitos.  Sólo aquellos que son capaces de reconocer sus miedos y los enfrentan se aventajan sobre el resto, siendo capaces de crearse sus propias oportunidades cuando crean su llave maestra, no esperan que la oportunidad llegue a ellos salen a buscarla. 

Quienes crean su llave maestra son los que han aprendido a valorar cada experiencia buena o mala de la vida, los que no se centran en lo que les hace falta sino que ven dentro de lo poco, grandes oportunidades. Son los que no se centran en el problema sino en sus soluciones. Son los que no se centran en las respuestas sino en realizar las mejores preguntas para llegar a las mejores conclusiones. Son los que perdieron el miedo a perder, porque entienden que perder es parte del proceso. Son los que al final han llegado a reconocer que la llave del éxito está en sus manos.

Dios ha dado a cada quien virtudes y talentos visibles, pero nuestra ceguera no nos permite ver el enorme potencial que cada uno de nosotros representa en el mundo. Nuestras virtudes y talentos son nuestra llave maestra, son las que nos abrirán cualquier puerta que se coloque frente a nosotros.

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