sábado, 6 de abril de 2019

EL TIEMPO




Uno de mis mejores maestros que he tenido en la vida ha sido el tiempo... A través del tiempo he aprendido a saber esperar, aguantar, hacer paciente, calmado y dejar que todo fluya y se acomode según a los momentos que delinean las propias circunstancias.

El tiempo me ha dado las respuestas más exactas a las preguntas que ayer no podía contestar, ni siquiera el concebir preguntas que tendrían que ser respondidas, a las que hoy formulo y respondo con naturalidad.

De la mano del tiempo he aprendido a ver en mi corta experiencia lo que antes me nublaba el pensamiento y me hacía caer en errores que me impedían avanzar, hasta comprender que cada decisión por más pequeña que sea debe acompañarse del tiempo necesario para decidirse correctamente, ya que una mala decisión del presente desencadena cientos de decisiones ligada a ella en el futuro, si la primera fue equivocada, las que vendrán serán equivocaciones tras equivocaciones.

El tiempo como mi maestro me ha enseñado que uno no debe casarse con la inmediatez, que una pausa puede ser la clave hacia mejores opciones, respetando el principio sagrado que para cada cosa a su debido tiempo.

También me ha enseñado que uno debe darle entrada al tiempo para la duda, para dudar de nuestras propias ideas y la de otros cuando reclaman para sí la verdad absoluta, de manera de no ser autoengañado ni engañado por una causa que el mismo tiempo más tarde se encargará de demostrarte que era equivocada.

El tiempo te regala una apreciación única de la vida y de los mundos posibles, cuando te das la oportunidad de caminar y no correr, cuando te detienes a detallar sus momentos que son regalos llenos de experiencias, aprendizajes y vivencias significativas que trascienden con uno en el tiempo, haciéndonos mejores personas.


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