Uno de mis mejores maestros que he tenido en la vida ha sido el
tiempo... A través del tiempo he aprendido a saber esperar, aguantar, hacer
paciente, calmado y dejar que todo fluya y se acomode según a los momentos que
delinean las propias circunstancias.
El tiempo me ha dado las respuestas más exactas a las preguntas
que ayer no podía contestar, ni siquiera el concebir preguntas que
tendrían que ser respondidas, a las que hoy formulo y respondo con
naturalidad.
De la mano del tiempo he aprendido a ver en mi corta experiencia
lo que antes me nublaba el pensamiento y me hacía caer en errores que me
impedían avanzar, hasta comprender que cada decisión por más pequeña que sea
debe acompañarse del tiempo necesario para decidirse correctamente, ya que una
mala decisión del presente desencadena cientos de decisiones ligada a ella en
el futuro, si la primera fue equivocada, las que vendrán serán equivocaciones
tras equivocaciones.
El tiempo como mi maestro me ha enseñado que uno no debe casarse
con la inmediatez, que una pausa puede ser la clave hacia mejores opciones,
respetando el principio sagrado que para cada cosa a su debido tiempo.
También me ha enseñado que uno debe darle entrada al tiempo para
la duda, para dudar de nuestras propias ideas y la de otros cuando reclaman
para sí la verdad absoluta, de manera de no ser autoengañado ni engañado por una
causa que el mismo tiempo más tarde se encargará de demostrarte que era
equivocada.
El tiempo te regala una apreciación única de la vida y de los
mundos posibles, cuando te das la oportunidad de caminar y no correr, cuando
te detienes a detallar sus momentos que son regalos llenos de experiencias, aprendizajes
y vivencias significativas que trascienden con uno en el tiempo, haciéndonos
mejores personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario