sábado, 16 de septiembre de 2017

Un Paso a la Vez


El aprendizaje está ligado al movimiento, en la medida que nos movemos vamos adquiriendo un sin fin de experiencias y vivencias que nos muestran el mágico mundo que se posa frente a nuestros ojos, siempre y cuando el motivo que nos mueva sea el entusiasmo de darle un sentido a nuestra vida, de lo contrario, sería un movimiento mecánico sin ningún tipo de valorización sensible sobre lo que nos rodea, dando lo mismo quedarnos estáticos.

Es sorprendente lo que se puede aprender en el acto de caminar, en esa acción motriz que nos lleva a recorrer caminos sobre los cuales vamos asentando nuestra historia de vida, y es que en ese andar que se gesta con cada paso, va enmarcada una enseñanza de vida, que para bien o para mal nos hace crecer como persona. 

Un paso  a la vez, es la suma de un nuevo minuto, un nuevo día, una nueva amistad, otro peldaño más que nos acerca a la cima de nuestra meta. Un paso a la vez es consolidarnos en conocimientos, aprendizajes y experiencias que aportan significativamente a la construcción de nuestro ser, porque al caminar no sólo damos un paso tras otro, sino que nos conducimos hacia aquello que soñamos  conquistar.

Al caminar aprendemos a valorar lo que el mundo nos ofrece, lo que está allí para nosotros y que sólo espera que sigamos moviéndonos para alcanzarlo. Al caminar nos encontramos con tantas cosas bellas, con esos detalles propio de la naturaleza, con las personas que se convierten en seres importantes para nuestro crecimiento personal y humano, siendo felices en un ir y venir donde podemos darnos cuenta de nuestra propia  estela que vamos dejando a tras, esa narrativa que contará la historia de nuestra vida. 

Pero están quienes pretenden dar más de un paso a la vez, quienes prefieren correr y despreciar lo que está a sus alrededores, empecinados a conquistar como de lugar un capricho saltando las dificultades, sin darse cuenta que, el que mucho asume nada logra cumplir con eficacia y si pierde de todo un poco. El que corre ve la vida apresuradamente y apresuradamente cae, y su caída es mucho más dolorosa. No corramos porque nos privamos de vivir, de explorar y de apreciar cada experiencia como una oportunidad de crecimiento.

Valoremos el acto de caminar, porque dar un paso a la vez es suspirar aires de vida en nuestro interior, es saber que somos un milagro viviente que con cada paso estamos obligados hacer que nuestra vida valga, que cuente, que figure y marque la huella de una extraordinaria existencia. 


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